viernes, 18 de marzo de 2011

Breve relato erótico

Ahora estas frente a mi... Con tus pechos a tiro de mi intención, con tu boca entreabierta y los ojos cerrados. Amago un beso, tus labios decepcionados cambian el gesto y tu voz emite un gruñido de desaprobación... Hay que ver lo que me gusta hacerte sufrir. Evito tu impaciencia buscando tu cuello, apretando con suavidad entre mis labios unos centimetros de tu piel por encima de tu clavícula... Recorro la distancia que lleva a tu hombro y ahí te muerdo con más intensidad. Escucho un leve gemido, mezcla de dolor y placer... La primera nota de la sinfonia que vamos a componer esta noche. Me guías la cabeza para que mi boca llegue a la tuya. Suavemente, aterrizan mis labios... Siento escalofríos, me recorren desde la nuca hasta el final de la espina dorsal y viceversa. No puedo evitar que mis ansias de ti salgan a buscarte y al notar la presión bajo tu abdomen, me sonries burlona y lames desde mi mentón a mi boca. Mis manos recorren tu espalda, sin prisa pero sin pausa. Ya sabes donde voy y te pones de puntilla para que llegue antes. Levanto tu vestido sedoso y tu piel entre mis dedos tiene mejor tacto. Dibujo tu contorno, dejando bien mis huellas dactilares en toda tu silueta. Tú te giras y aprovecho para sacar tu vestido por encima de tu cabeza. Tu desnudez se refleja en aquel espejo oportuno, mientras cojo tus pechos... Ladeas la cabeza y repito recorrido desde tu clavícula a tu hombro. Mi mano izquierda sujeta su correspondiente pecho y mi otra mano se aventura por tu abdomen en dirección al lugar más cálido de tu cuerpo. Tus piernas se abren levemente como una invitación que no pienso rechazar. Tu mano me acompaña en este peregrinar al centro de mis deseos. Mi dedos se deslizan sobre tu pubis con suavidad, poco a poco, tu deseo se hace evidente y mi mano se desliza con mayor facilidad. La respiración se va entrecortando paulatinamente... Creo que voy por buen camino. Recorro tus rincones entreabiertos, ansiosos de mi. Mis huellas se van a quedar en tu piel, amor. Las yemas de tus dedos acarician mi mano, aquella que quiere llevarte a un lugar dónde tú y yo nos fundimos en una sola palabra, nosotros. Gritas y yo incremento mi velocidad. Casi llegamos a nuestro primer destino, cielo. Tus manos se entrelazan en mi cuello y me aprietas contra ti, mientras te mueves de forma espasmódica hasta que un gemido largo te para en seco. Tu esencia me impregna y te giras para besarme.
Buscaremos una segunda parada. Siento a tu cuerpo adormecido, apenas si puedes sostenerte en pie. Me pides que te lleve hasta la cama y te dejo suavemente. Te beso, otra vez más, pareces cansada. Te incorporas y te sientas frente a mi, mientras yo sigo de pie. Besas mi abdomen y acaricias suavemente mis muslos. No pienso dejarte hacer lo que estas pensando, amor. Me miras con una media sonrisa mientras vas abriendo tus labios y acercandote, poco a poco, a mi... Estoy a punto de dejarme llevar, pero hoy me he prometido que no iba a aceptar ningún placer sin ti. Suavemente, aparto tu cabeza. Me miras algo disgustada, pero vuelvo a besarte para cambiar tu gesto. Me tiendo sobre ti y tú me abres camino. Muy despacio, voy sintiendo como mis deseos se adentran en los tuyos. Un hormigueo recorre mi columna, mi abdomen se tensa y siento tus manos recorrer mi espalda. Mis brazos se mantienen en tensión para poder mirarte a tus ojos, que apenas pueden mantenerse abiertos en cada suave acometida. Soy capaz de sentir cada centímetro de tu piel a través de tu transpiración... Sube la temperatura, nuestros sudores se entremezclan en un mar que no cubre. Destenso mis brazos y me dejo caer sobre ti. Nuestras mejillas estan juntas y te oigo respirar y gritar, por separado y a la vez. Estoy oliendo tu pelo, mientras sigo con el ritmo que ahora también tus piernas enlazadas sobre mis gluteos marcan. Voy a oler tanto a ti, que me va a parecer un sacrilegio a tu memoria darme una ducha. Empiezas a moverte de forma espasmódica, otra vez. Ya sé donde acaba esto. Te beso y voy acelerando el ritmo. Nuestros pubis chocan y suenan como un instrumento de percusión a cada batida. Tu respiración se descontrola y la mia se solidariza. Siento como cada vez tu cuerpo me opone menos resistencia y ya no puedo parar, tú no me dejarias. Me pides más, me dices que necesitas mucho más, que no pare.... No pararía jamás, amor. Siento que voy a desfallecer en cualquier momento. Debo seguir. Tu gritas y me arañas, yo me dejo ir y siento como traspaso los limites de mi piel y de la tuya. Mi ojos cerrados, mi cara contraida, no puedo evitar un gemido largo e intenso, al que tu acompañas con otro más agudo. Empiezo a abrir los ojos y tu rostro se aparece tras una neblina. Sonríes y me pides un beso. Nos besamos mientras la luz del sol nos cuenta, que aunque no nos lo creamos, la tierra ha seguido girando. No sé a ti, pero por mi se podría haber parado. Esta noche sólo importábamos nosotros dos y nada más.

1 comentario: