"¿Porqué me dices esas cosas?¿Qué he hecho yo para merecer tu desprecio?"
"Nada, no has hecho nada"
"Joder, reacciona... No te quedes ahí parado"
"¿Que te puedo decir? Que he llegado a un punto en que la distancia es enorme aunque estés a mi lado. Que has perdido ese halo que te perseguía cuando entrabas por las puertas. Que la música que acompañaba tu voz se ha perdido"
"Joder... Esto es el final"
"Si"
"Lo dices así... Un simple si, no hay nada más. ¿Es que no tienes corazón?"
"Si tengo. Está a medio camino entre mi cabeza y mi polla"
"Alguna vez lo oía latir cuando recorría ese camino"
Te repito lo de la entrada anterior, solo que esta me parece bastante más descarnada (noto un giro en tu forma de escribir, eso, más descarnada, un filo peligroso).
ResponderEliminarCreo que te estás buscando.
Un abrazo
Muchas gracias por tus palabras, Maria... Siempre es un gusto leerte y saber que me lees. Un beso.
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